El acontecer de esta casa discurre con el auge y decadencia de la ciudad de Sevilla, donde la historia, familia y el propio palacio jugaron un papel protagonista.
Catalina de Ribera, linaje procedente de Galicia, comienza a tener renombre a finales del s.XIV como representantes de la autoridad real en un momento clave en que Sevilla era dividida por las rivalidades de la aristocracia local, y Don Pedro Enríquez, procedente de la Casa de Trastámara, tomaron el apellido de Enríquez de Ribera tras su unión y empezaron así a vivir en la metrópoli de Indias, su “siglo de Oro” siendo nombrados Marqueses de Tarifa (1514) y Duques de Alcalá de los Gazules (1558).

Historia de la casa Pilatos en Sevilla

A mediados del S. XVII, a la vez que Sevilla se sume en una crisis económica, los Enríquez de Ribera sufren una crisis sucesoria que deja en manos de los Duques de Medinaceli el palacio. Éste pasa a convertirse en una de las muchas propiedades que los Duques poseían en España y pierde interés. No es hasta el S. XX cuando recupera el protagonismo perdido.
Si el palacio nace gracias a la unión de los Enríquez de Ribera, la transformación y ennoblecimiento que sufre éste se produjo gracias a la relación que mantuvieron constantemente con Italia.