Se trata de uno de los lugares de Sevilla con más indicios o pruebas de fantasmas en este lugar. Se registraron fotografías y se hicieron pruebas psicofónicas bajo la iglesia pero sólo se tuvo certeza de extraños y anormales ruidos que allí se producían, sin embargo, en el exterior donde se estaba realizando la rehabilitación de la Iglesia, la actividad paranormal era mayor.

Fue usada como orfanato en los años ochenta y durante la primera restauración del edificio, se descubrieron los cadáveres de seis personas en el mismo asentamiento y de la misma época; lugar que había sido utilizado como lugar de enterramiento de aquella familia y junto a la cual y en latín rezaba una tablilla con la siguiente leyenda: “No turbar la paz de este lugar”.

En la década de los noventa tuvieron lugar tres suicidios en la calle, uno de ellos especialmente espeluznante, el de Manuel Cantelar, hombre callado que un buen día afiló su viejo machete, lo apuntó contra su pecho y echó a correr contra el muro de la iglesia, provocando el choque que el cuchillo le partiera el corazón.

Los fenómenos anormales se multiplicaron: ruidos extraños, luces y cuerpos luminosos que se mueven por el recinto, olas de frío, alaridos y extrañas apariciones y desapariciones de objetos.

Según vecinos de la zona, hace cincuenta años “los niños ya jugaban en la zona a cazar a las brujas…”

Por lo que sin quitar el protagonismo a la Basílica de la Esperanza Macarena, la Iglesia de San Luís se considera uno de los lugares de Sevilla más atractivos tanto por su riqueza arquitectónica como mística…